La traducción editorial y literaria es uno de los retos más fascinantes y exigentes para los traductores profesionales. Consiste en transponer un texto escrito a otro idioma, preservando no solo el contenido del mensaje original, sino también la forma, el estilo y las emociones que el autor quería transmitir. En este artículo veremos cuáles son las características y dificultades de este tipo de traducción, cómo funcionan los derechos de autor y, en general, cómo llevar a cabo la traducción del propio libro.
La traducción editorial abarca distintos géneros de textos, como novelas, cuentos, poemas, ensayos, artículos de revistas, libros y volúmenes, páginas web y guiones. Cada género requiere una sensibilidad y preparación específicas por parte del traductor, que debe ser capaz de adaptarse al público destinatario y al contexto cultural en el que se publicará el texto.
Este tipo de traducción está claramente vinculada al mundo editorial, que a menudo decide qué textos traducir y a quién confiárselos. A veces, sin embargo, son los propios autores o traductores quienes proponen la traducción de textos, aprovechando las oportunidades que ofrecen las presentaciones y las ferias literarias. En cualquier caso, el traductor debe trabajar estrechamente con el editor y el autor (si es posible), para respetar sus instrucciones e intenciones.
Traducir un texto literario requiere un perfecto dominio de la lengua de partida y de llegada, pero también un profundo conocimiento de la cultura y la historia del texto original. El traductor debe ser un ávido lector, un escritor apasionado y un curioso de todo. Debe ser capaz de buscar la información necesaria para aclarar las dudas y resolver los problemas que puedan surgir durante la traducción.
La traducción literaria no es una ciencia exacta, sino un arte que requiere creatividad e inventiva. No hay dos traducciones idénticas de un mismo texto, sino interpretaciones personales que reflejan la sensibilidad, el gusto y la individualidad del traductor. La tarea del traductor consiste en encontrar el justo equilibrio entre fidelidad y libertad, entre respeto del original y adaptación al nuevo contexto. Se trata, sin duda, de una profesión estimulante y gratificante, que permite al traductor entrar en contacto con obras de valor artístico y cultural, y contribuir a su difusión entre lectores de todo el mundo.
Si es usted un escritor en ciernes, un aficionado a la literatura o le gusta leer obras de autores extranjeros, quizá se haya preguntado cómo funcionan los derechos de autor en las traducciones literarias. ¿Quién tiene derecho a traducir un libro? ¿Quién tiene derecho a publicar una traducción? ¿Quién tiene derecho a recibir una remuneración por la venta de una traducción?
En primer lugar, hay que distinguir entre dos tipos de derechos de autor: los derechos morales y los derechos económicos. Los derechos morales son los que se refieren al reconocimiento de la autoría de la obra y al respeto de su integridad. Los derechos económicos son los que se refieren a la explotación económica de la obra, mediante su reproducción, distribución, difusión pública y transformación.
El autor original de una obra literaria tiene derechos morales y económicos sobre su obra. Estos derechos duran toda la vida del autor y 70 años después de su muerte. El autor original puede ceder o autorizar sus derechos patrimoniales a terceros, como editores o agentes, pero no puede renunciar a sus derechos morales.
El traductor de una obra literaria se considera a su vez autor de una obra derivada, lo que requiere creatividad y originalidad. Por tanto, el traductor tiene derechos morales y patrimoniales sobre su traducción. La cesión y duración de estos derechos son, por tanto, las mismas que para los autores originales.
Para traducir y publicar una obra literaria, el traductor y el editor deben contar con la autorización del autor original o de sus herederos. Esta autorización puede concederse directamente o a través de un intermediario, como un agente o una sociedad de gestión colectiva de los derechos. La autorización debe ser específica para la lengua y el territorio de la traducción y debe establecer las condiciones económicas de la cesión o licencia de derechos.
Para recibir una remuneración por la venta de una traducción literaria, tanto el autor original como el traductor tienen derecho a obtener un porcentaje del precio de venta al público o de los ingresos netos del editor. Este porcentaje puede variar en función del tipo de obra, la lengua, el mercado y el contrato estipulado entre las partes. En general, el autor original recibe un porcentaje mayor que el traductor.
En conclusión, los derechos de autor de las traducciones literarias están regulados por una legislación compleja y articulada, que exige el respeto de los deseos e intereses tanto del autor original como del traductor. Para evitar problemas jurídicos y garantizar una remuneración adecuada del trabajo intelectual, es importante estar bien informado antes de embarcarse en un proyecto de traducción o publicación, y confiar únicamente en especialistas en la materia.
Si necesita traducir un libro, puede tener la tentación de confiar en un traductor autónomo, que puede ofrecerle un precio asequible y una entrega rápida. Sin embargo, antes de elegir esta opción, debería considerar las ventajas de recurrir a una agencia de traducción profesional.
- Calidad garantizada: una agencia de traducción cuenta con un equipo de traductores cualificados y especializados en distintos campos y géneros literarios. Además, cada traducción se somete a un proceso de revisión y corrección por parte de expertos que comprueban su fidelidad, coherencia, corrección y estilo. Las agencias también ofrecen servicios adicionales de maquetación en diferentes formatos gráficos.
- Cumplimiento de los plazos: una agencia de traducción puede gestionar proyectos complejos y voluminosos, posiblemente dividiendo el trabajo entre varios traductores y coordinándolos eficazmente. De este modo, puede estar seguro de recibir su traducción a tiempo y sin contratiempos.
- Servicio postventa: una agencia de traducción le ofrece un servicio completo y personalizado, que no se limita a la entrega de la traducción. Si necesita realizar cambios, solicitar aclaraciones, recibir asesoramiento o señalar errores o incoherencias, puede contar con un gestor de proyectos exclusivo que le seguirá en todas las etapas del proyecto y garantizará su máxima satisfacción.
Confiar la traducción de un libro a una agencia de traducción es sin duda la opción más segura, cómoda y profesional (aunque no siempre la más barata).
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